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SEA AND SCORPION Cap 2

Foto del escritor: Starlight Saint LuStarlight Saint Lu

Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro.

Capitulo 2 Sea and Scorpion

Enfrentamientos

Scarleth Story

Aquel bello moreno de azulados cabellos camino con dos cocos con tequila sobre la ardiente arena de esa playa hasta la mujer que reposaba sobre una toalla y sombrilla a metros de si, sonriendo divertido en su paso por las miradas que le prodigaban las jovencitas al ver su definido torso descubierto en traje de baño, aunque él claramente ya estuviera "ocupado".

Con su short azulado y cuerpo cubierto por un ligero sudor que hacia brillar su piel, Escorpio se agacho con destreza para sentarse en la otra toalla junto a la bella peliverde que le acompañaba ese día y le dio una de las bebidas que portaba.

Ambos se dieron un beso fugaz tras ello y de inmediato dieron un trago a la bebida comprada y dispuesta en el fruto para refrescarse, pues la temperatura era extremadamente intensa en esa temporada de verano.

El santo de Escorpio se dio tiempo de examinar sin discreción a su acompañante bebiendo del coco y rio complacido. Realmente era un tipo afortunado pudiendo contemplar esa piel blanca como luna contrastante con aquel traje de baño negro y su bella figura definida por sus curvilíneas formas que tanto le encendían la pasión. Sus cabellos verdes como cascada se posaban amarrados en una despeinada trenza a un lado de su hombro mientras unos lentes oscuros le cubrían sus preciosas orbes que a él tanto gustaba apreciar. Su amada realmente se veía preciosa aquel día, como casi siempre.

El santo se echó en la arena, dejando su bebida a un lado y cruzo sus brazos en la nuca como almohada para destinarse a tener una siesta y ella al verle, no tardó mucho en seguirle, quitándose las gafas para apoyarse en su pecho y reposar con él. Y mientras él le acariciaba los cabellos y jugueteaba con su trenza ante esa acción, recordó todo lo que había sucedido antes de estar así de confortable en los brazos de su bella amazona.

-x-

Un año atrás

Tiempo atrás, tras ser asignado a esa tarea con las amazonas el primer día, Milo, Camus y Shaina habían permanecido en aquella oficina depurando bastantes cajas, poco menos de la mitad de ellas hasta altas horas de la madrugada. El cansancio y hambre solo parecía ser percibido por el inquieto alacrán a diferencia de sus acompañantes que lograban estar totalmente concentrados su labor. Frustrado, con hambre y cansancio, Milo dejo caer sus papeles sobre el escritorio a su frente y esbozo descarado:

- ¡Ya no puedo! - dijo el Escorpión en medio del silencio de Camus y Shaina, echando su rostro contra el escritorio totalmente abrumado y cansado de leer durante horas.

-Esta bien, terminemos por hoy…- objetó la amazona de Cobra, también dejando caer los papeles en su mano. - -Es claro que solo hoy no terminaremos.

-Bien. - soltó Camus con solemnidad. - Vayamos todos a descansar, mañana encontrémonos aquí temprano para continuar.

La amazona se reverencio hacia ellos y se encamino hacia la puerta.

-Hasta mañana. - soltó la amazona de Ofiuco y el escorpión de inmediato, alzo su rostro sobre el escritorio. Ambos santos vieron salir a la Cobra y Milo no dudo en ponerse de pie para seguirla.

-Me voy primero, Cam. - pronuncio el de cabellos azulados aproximándose hacia la puerta y tomando la botella de agua en el escritorio de Shaina a su paso, sin embargo, antes de cruzar, el acuariano de la oficina, pronuncio:

- Milo, ya sé a dónde vas, y te lo reitero, lo digo en serio, no quiero problemas con ella.

-Te preocupas demasiado, nos vemos Cam.

- ¿Me escuchaste Milo? - bufo el francés sin mucho ánimo mientras volvia a echar los papeles en su mano en una caja. - ¡Milo!

El de cabellos azulados salió ante la sentencia de su amigo y camino por las escalinatas de aquella oficina hacia el árido y desértico terreno oscuro a su frente. A escasos pasos, pudo apreciar caminando bajo la luz de la luna a la Cobra y no dudo en llegar hasta ella. Era su oportunidad de abordarle.

El escorpión hizo sus pasos hacia ella y al verla cerca de la que parecía su cabaña, los hizo un poco más presurosos para alcanzarle. La amazona se posiciono en las escalinatas de madera de la entrada de su cabaña y escucho una presencia a su espalda.

- ¡Shaina, Shaina! -pronuncio en un grito ahogado el santo observando a todos lados para ver si no había curiosos a la redonda que pudieran observarles y que, para su buena suerte, no los había debido a las altas horas de la madrugada.

-Caballero...-pronuncio ella sorprendida al ser seguida por aquel santo y se detuvo para observarle mientras él le esbozaba una preciosa sonrisa. Ella realmente no conocía mucho sobre el santo, más que las leyendas de sus peleas durante los años anteriores y los rumores respecto a su afición por la vida nocturna y las damas, por lo que le intrigo que tenía que decirle para ella.

Tras unos segundos de silencio, el santo estiro su botella de agua dejada en la oficina general de amazonas hacia ella y le sonrió. Ella, tras la máscara, le miro sin entender.

-Olvido su agua señorita Shaina, y con estas temperaturas de verano es necesaria la hidratación. - esbozo el alacrán como si ningún otro motivo aparente hubiese sido mejor para abrir una conversación.

- ¿En serio?

La respuesta de ella no le sorprendió, resonaba como irónica recepción y aludiendo a su estupidez, pues con el comentario, él parecía como todo un climatólogo y nutriólogo de comercial. Milo se arrepintió de lo dicho, pues él siendo un "mujeriego "diestro, con aquellas palabras, había sido una pésima idea para conversar y atrapar la atención de la amazona.

-Bueno gracias. - dijo la dama tomando de un lado la botella de agua que le ofertaba el griego. Ella sostuvo la botella ofertada con una de sus manos y el santo con la suya libre, la poso sobre la de ella, atrapando su mano contra la botella. El tacto "atrapante" la sorprendió de sobremanera.

- ¿Qué pretende caballero? -soltó la dama con recelo ante el acto. Parecía que ella leía sus intenciones a plenitud.

-Nada, solo quise ser amable. - esbozo el santo con diversión y retiro en instantes su mano de ella y la botella. - Bueno, me voy ahora, que descanse señorita Shaina.

La amazona negó con la cabeza ante lo que había sucedido y se giró hacia su puerta restandole importancia. Había sido un momento muy incómodo y sumamente extraño para ella. El santo se giró de igual manera para volver a su Templo, sin embargo, su inquietud y deseo por lograrlo todo con ella le hizo ir más allá, quizás no tendría otra oportunidad de estar a solas. Y regreso hacia ella, sin miramientos.

-Señorita Shaina...

La italiana se giró de nueva cuenta al escuchar su nombre justo antes de abrir su puerta y vio al escorpión subir hacia su cabaña, posicionándose a centímetros de ella. Milo vio su amplia sonrisa sobre el metal en el rostro de Shaina y suspiro alegre. Su reflejo le aseguro que con su sonrisa podría ganar el mundo y Shaina no le negaría ante su propuesta.

-Quiero conocerla, déjeme conocerla.

Soltó el santo en un tono casi seductor. La amazona se quedó fría ante la confesión, ni si quiera su respiración le permitió exhalar aire a perfección por los nervios de la situación. Estaba incrédula por lo dicho y con recelo de inmediato pensó en los rumores sobre el santo.

¿Acaso pretendía también añadirla a su larga lista de amantes, acaso solo quería jugar con ella como con el resto de sus compañeras que se volvían locas solo por tener su atención?, se preguntó, porque de ser así, sin duda el santo se había topado con pared.

- ¿Es una broma? - objeto ella con su agudo tono de voz.

El alegre santo chasqueó la lengua y le negó con la cabeza. Luego entonces y buscando una muestra clara que hablaba en serio, Milo atrevidamente rozo el borde de su máscara justo debajo de su mentón. Ella soltó su botella de agua en su mano, tomó su mano en segundos la del santo bajo su barbilla e irritada le estampo su otra palma en el rostro, adentrándose a su cabaña tras el acto mientras maldecía en italiano. Ni si quiera le había importado si era su superior a quien golpeaba, la amazona se había sentido sumamente ofendida con la propuesta.

El Escorpión de ojos centellantes no lo concibió, sosteniéndose la mejilla ardorosa. Había sido rechazado, olímpicamente rechazado, con esa técnica de tan solo una sonrisa que había funcionado bien con varias de sus colegas. El santo rio incrédulo, sin duda, Shaina no era como cualquier otra amazona y todo rumor acerca de ella distaba mucho de la realidad.

Milo recogió los pedazos de su dignidad fuera de la cabaña de Shaina y volvió a su Templo sin más que decir. Pronto se las ingeniaría para acercarse un poco más, tan solo un poco más a la Cobra.

-x-

A la mañana siguiente y antes de que si quiera Camus arribara al lugar, Milo llego temprano a la oficina de las amazonas con el firme deseo que la dama que había abordado la noche anterior, volviera a sus deberes a temprana hora, mucho antes que su compañero de orden y así ambos pudieran hablar de lo sucedido.

Para su buena suerte, así sucedió.

Shaina penetro a la oficina de amazonas totalmente abrumada y distraída, pues durante la noche no había parado de pensar en lo sucedido con Milo y en cuantas horas más pasaría a su lado hasta terminar de ordenar completamente la oficina de las amazonas. Sin duda, se sentiría muy incómoda con su presencia, aunque agradecía que Camus también estuviera asignado a esa tarea, pues quizás con él en medio, el alacrán controlara sus deseos de molestarle. O eso imagino ella. El Escorpión no se detendría hasta acercarla a si.

Sin esperarlo, al cerrar la puerta de la oficina, observo a su frente al santo de Escorpio esperándole, sin nadie más que él en el interior, con los brazos cruzados y apoyado sobre su escritorio. De inmediato ella se dio la vuelta, completamente nerviosa y quiso abandonar la creía la tenacidad del santo.

- ¡Shaina! - grito el santo, avanzando hasta ella y bloqueando el tomo de la puerta con sus manos para que no abandonara la oficina. Milo pudo percibir el perfume de sus cabellos con esa acción había quedado a escasos centímetros de su espalda y hasta parte de su calor corporal. Ella bufo fastidiada ante la cercanía, manoteando al aire y dio un paso hacia atrás para alejarse del alacrán.

- ¡Ya basta! -soltó ella con ira en su voz. -No voy a permitir que usted se burle de mí, no sé qué pretende conmigo, pero no me moleste, no me gustan los juegos.

-No eres un juego. - sonrió el santo y de inmediato desdibujo su risa al escuchar el respirar agitado bajo la máscara de la italiana. -Me resultas interesante, solo quiero conocerte y conversar contigo.

-Yo quiero nada contigo caballero.

El moreno frunció sus cejas ante la respuesta y le cuestionó. - ¿Por qué siempre estas a la defensiva, porque siempre te alejas de todo el mundo Shaina? - objeto Milo tratando de asimilar la ríspida personalidad de la amazona en sus pensamientos. - ¿Acaso ni si quiera podemos ser amigos?

Ella chasqueo la lengua. - ¿Y después qué, ser una de sus amantes más?, ¡vaya suerte la mía!

-Eso solo sucederá si tú quieres- bromeo el santo riendo a gran volumen a pesar de la tensión y en segundos, se tornó un poco más serio.- Pero si solo deseas que seamos amigos, solo seremos amigos. - objeto el santo alzando sus palmas en señal de paz al verla apretar sus puños. - Solo quiero conocer más de ti y si tú quieres puedes confiar mi cuando lo necesites, es bueno contar con alguien en un lugar como este.

-No me interesa nada de usted, se lo repito de nuevo.

-Está bien, no te rogare, pero si lo dejo a tu consideración, que, si necesitas de mí, yo puedo escucharte. Cuenta conmigo.

Justo en aquel instante, y tras lo dicho, la puerta comenzó a removerse y forcejear por fuera con la cerradura, indicando que alguien quería entrar. Milo se alejo de la puerta y se enfrentó a la mirada celeste de su amigo penetró la oficina de las amazonas preguntándose mentalmente ¿Por qué rayos Milo estaba sujetando la puerta e impidiendo su entrada? Su respuesta la tuvo en instantes al ver a Shaina a centímetros de él y la puerta.

- ¿Sucede algo? - preguntó el francés con seriedad al penetrar la oficina. El santo de los hielos observo a la amazona, que incomoda volvía a su escritorio y como respuesta, solo obtuvo la risa nerviosa de su amigo.

-Nada Cam, vamos a trabajar. - aquellas palabras resonaron como miel para el francés. Era claro que algo había pasado en su ausencia.

Aquel día, los dos santos y amazona trabajaron con gran sigilo y esmero en depurar aquellas cajas, tanto que casi terminaron con todas las restantes en el mueble tras sus escritorios justo antes de la hora de la comida.

La amazona observo el reloj a su frente, notando la hora y objetó al par de santos. -Han dado las cuatro, iré a comer algo y después vendré unas horas más a terminar lo que falte.

-Bien. - contesto Cam y la vio acercarse a la puerta sin si quiera mirarles un segundo.

Camus supo de inmediato que la amazona estaba sumamente tensa con la presencia de los santos, aunque por alguna razón aún más en particular ese día. En aquel instante, vio la mirada azulada de su amigo siguiendo a la amazona y supuso que Milo la había abordado.

Una idea entonces paso en su mente. Solo había una forma de que Milo no causara problemas y quizás se mantuviera a raya en especial con Shaina. Él tenía que actuar.

-Señorita Shaina…-objetó Camus ante la mirada atónita de Milo y acercando sus pasos hacia ella. - ¿Me permitiría…invitarle a comer hoy?, quisiera conversar algunas palabras a solas con usted.

Los nervios se erizaron para el alacrán al ver al inflexible santo de los hielos haciendo tal propuesta para la amazona, mas con el interés que sabía ella había despertado en él.

La amazona sin entender la repentina propuesta, asintió ante la mirada atónita y centellante de Milo.

-Camus…- resoplo Escorpio en un suspiro casi inaudible. Él no le atendió, ignorandole.

El alacrán se puso de pie en su escritorio, incrédulo y vio salir de aquella oficina la cobra en compañía de su amigo, sin si quiera ser convocado. Le estaban traicionando.

Sea story

Se levantó de la cama aquel bello hombre de cabellos azulados alborotados, emitiendo un enorme bostezo con el que claramente se podría comer al mundo y percibió el frio mármol bajo sus pies al reincorporarse de la cama. Kanon giro rápidamente para observar si la silueta desnuda a su lado aún continuaba dormida y sonrió divertido al ver que si, levantándose en un movimiento hacia el baño contiguo de su habitación y colocándose sus boxers tirados a centímetros de si, cubriendo su desnudez.

Salió al pasillo hacia el cuarto frente a su habitación y con la puerta abierta, se apilo al lavabo de ella y busco su cepillo de dientes color azul en un vaso sobre un mueble, contrastante con el rojo de su hermano. Se observó los ojos en el espejo, evidentemente cansados y con marcas oscuras de poco sueño y volvió a soltar un bostezo largo. Luego entonces aplico un poco de pasta a su cepillo y se lo introdujo en la boca, tallando suavemente y sin animo su dentadura.

La silueta rubia que había dormido a lado de Kanon, se removió ligeramente buscando con su mano sobre la cama la presencia del geminiano y al sentir su ausencia, ella se alzó cubriéndose el pecho desnudo con la sábana, aún adormilada y le llamó, pero él no contesto. Escucho ruidos detrás de si y vio la puerta de la habitación abierta. Curiosa, se enredó la sabana en el cuerpo y descalza salió en búsqueda del geminiano, sin embargo, una sorpresa le aguardo.

- ¿Kanon? -pregunto la mujer asomando ligeramente su cabeza al pasillo aúnn adormilada y giro su rostro hacia un lado pues una sombra le llamó la atención. Aún adormilado y caminando en completa desnudez avanzaba por el pasillo Saga al baño. Los colores se le subieron inmediatamente a las mejillas a aquella mujer, pues el geminiano no había reparado en su presencia como para cubrirse mientras tallaba sus ojos con llenos de sueño con esmero. Hasta que, al llegar a pasos del baño, los abrió completamente y vio a una preciosa rubia viéndole en la puerta del cuarto de su hermano.

Kanon termino de escupir el agua tras cepillarse y salió del baño, encontrándose con la peculiar escena.

- ¡Maldición! - grito Saga abriendo los ojos como platos y empujando a su hermano con su hombro para meterse al baño de donde el provenía, aunque claramente había sido inútil, la sirena le había apreciado el cuerpo desnudo a voluntad.

- ¡Saga! -grito el ex marino con enojo al ver a su hermano pasearse así, en especial cuando tenían un acuerdo de "sábados, fin de mes, de visitas".

Luego entonces, Kanon tomo de la muñeca a la sirena y la hizo entrar de nuevo a su habitación, azotando la puerta y observándola fijamente tras lo sucedido.

El silencio y la incertidumbre se hizo entre ellos dos tras lo visto, hasta que la sirena segundos después, estallo lentamente en risas a pesar de la seriedad de Kanon.

El geminiano rodo los ojos por la risa incontrolable de ella y se acercó a su cama, volviendo a echarse sobre si con las manos sujetas a su nuca.

Luego entonces, recordó una escena parecida que les había sucedido a los dos, pero esa vez en lugar de Saga, había sido él muchos años atrás.

-x-

Años atrás.

Kanon como regente a cargo de los jóvenes marinos de Poseidón les mostraba dedicadamente a superar sus técnicas y los obligaba a lograr grandes esfuerzos físicos para llevarlos al límite de sus capacidades. A veces sabía que se sobrepasaba con ellos, sobre todo cuando algunos de ellos como Bian caían desmayados ante tales esfuerzos y él les castigaba dejándoles sin probar alimento por su debilidad mental. Si, Kanon era un tirano a veces, porque le divertía y porque les quería llevar lejos, sin embargo, también tenía días en los que no le apetecía hacer absolutamente nada y les dejaba libres. Ese día, en el de sus recuerdos, era uno de ellos, y él en una de las bellas habitaciones que se asignó en los dominios de Poseidón, decidió tomar un baño en una amplia tina del tamaño de una habitación entera.

Se quitó las ropas y se paseó completamente desnudo por la enorme tina, percibiendo la humedad deliciosa del ambiente y las aguas. Era una ironía tomar un baño en el fondo del mar, pero era un placer que pocos podían tener. Relajado, Kanon disfruto de las aguas cálidas y se dejó cobijar por ellas largos momentos. Luego entonces, cuando se sintió calmado y tras dormitar un rato en ella, salió de la tina con el cuerpo escurriendo.

El marino busco una toalla para cubrirse y sin premeditarlo, unos pasos resonaron a su espalda. El geminiano se giró al sentir una presencia acercándose y vio a Tethis caminando hacia el interior del baño.

La dama se quedó completamente inerte al percatarse de su silueta desnuda a metros de ella y abrió sus labios en forma de "o" completamente sorprendida.

La tímida sirena reacciono apenada al percatarse de su imprudencia y se dio media vuelta, abandonando el baño con pasos presurosos. Kanon sonrió ante lo divertido que le había parecido la escena y busco sus ropas por el recinto.

Tras lo sucedido, él Dragón de mar se cubrió la piel con sus ropas de entrenamiento y salió en búsqueda de la ingenua sirena por los pilares en el fondo del mar.

Y la encontro no muy lejos, sentada cerca de su pilar en lo que parecían unas columnas cubiertas de coral con la mirada fija al "cielo" que en realidad era el fondo de las bellas aguas, totalmente pensativa. El inquieto marino subió hasta donde estaba ella y se colocó de pie a su espalda, hablándole con diversión cínica tan característica de si al recordar cómo le había sorprendido minutos antes.

- ¿Qué hacías en mis dominios? - preguntó él con cierta risilla. Ella se tensó ante su presencia, pero no le rehuyó.

-Siento haber entrado sin anunciarme, yo solo quería...

- ¿Hablar? - él le interrumpió.

-Supongo que sí, los demás marinos se han ido a distintos sitios y no sabía que hacer. - sentencio la rubia y el geminiano sonrió, sentándose a su lado sin mucho que hacer. Nadie más en su vida había "deseado conversar" con él, de hecho todos en aquel lugar le tenían miedo, por lo que decidió dedicarle un tiempo a la sirena ante su búsqueda. Realmente le complacía que alguien quisiera escucharle.

Pero a pesar de su presencia, ella seguía perdida con la mirada fija en los bellos corales sobre de sí. Él geminiano entonces la analizo a su lado, curioso por sus pensamientos.

- ¿Qué te inquieta tanto? - pregunto él la ver el brillo en la mirada de la rubia.

-El mundo, el mar...todo, todo lo que veo es un lugar fascinante, pero a veces me da miedo enfrentarme a él y a las personas.

Kanon se adentró a sus pensamientos con lo dicho. Sorrento le había contado a Kanon sobre Tethis y como ella en realidad había adquirido forma humana siendo un pez para proteger a Julián tras salvarle. Así que, en teoría, estaba al lado de una jovencita con sentimientos puros e inocencia lúcida que estaba cegada por el afecto y fidelidad hacia el pequeño Julián. Muy conveniente para sí. Sin duda le serviría para sus planes a placer, por lo que la convertiría en su más grande aliada.

-Bueno, los seres como tú...-objeto Kanon con arrogancia -Están destinados a sacrificarse, así que no debe asustarte el dolor o enfrentarte a lo desconocido. Debes ser fuerte para proteger lo que más deseas después de todo eres una sirena.

-A Julián. - comento ella con una dulce sonrisa en su rostro al nombrarlo. Kanon sintió diversión al ver la admiración ciega de ella con tan solo pensar en aquel creciente adolescente.

- ¿Has escuchado el cuento de la sirena del mar? - menciono él ante el silencio. Ella le negó.

-Bueno, las sirenas como seres mitológicos, hijos de Poseidón, son monstruos que tomaban forma humana y con sus canticos seducían a los marinos para llevarlos al fondo del mar, eso ciertamente lo sabes. -objeto Kanon con seriedad y ella le asintió. -Bueno, en el mundo terrenal, en la superficie donde está ahora Julián y de donde yo provengo, existe la leyenda sobre que las sirenas en realidad se presentan con la mitad de un cuerpo humano y la otra con cola de pez, y una en particular menciona que una muy bella que vivía en el fondo del mar, busco a una bruja poderosa y le pidió que le convirtiera completamente en humana para cuidar a un hombre que amaba y al que había conocido y salvado tras naufragar su barco.

La sirena le puso completamente su atención a Kanon tras lo dicho.

-Ella subió a la superficie para estar a su lado convirtiendo su cola de pez en piernas para convertirse en humana, justo como tú, pero ella tenía un acuerdo con la bruja, que, si ella no lograba enamorarlo al subir a la superficie, se convertiría en espuma de mar. El hombre que la sirena amaba, estaba comprometido de tiempo atrás con una princesa y cuando ella subió a la superficie para intentar enamorarlo, vio que él ya lo estaba. La sirena a pesar de sus esfuerzos, supo que jamás tendría el corazón de aquel hombre y como prefería verle feliz que, a su lado, se arrojó al mar convirtiéndose en espuma de mar. Todo esfuerzo fue en vano, pero su amor era más grande que todo y lo había salvado, así que, como vez, seres como tu están destinados al sacrificio por amor...- pauso el geminiano. -A menos que cambies tu destino y controles tus sentimientos.

El geminiano le miro con travesura al ver el desconcierto de la dama con sus palabras. -No te conviertas en espuma de mar Tethis, se más inteligente que solo ello porque el mundo es más complejo de lo que puedes imaginar, así como los seres humanos, el amor y sus sentimientos.

La rubia le miro sin entender, pero completamente fascinada por aquel cuento del Dragón marino. Kanon había sido claro, la sirena tenía que ser inteligente y cuidar de sí misma y no solo pensar en Julián ciegamente, pues era claro que terminaría herida y con sumo dolor si el no correspondía sus afectos como ella. Tenía que ser más inteligente con sus emociones y no dejarse dominar por ellas.

Y el tiempo le dio la razón a Kanon, pues cuando Julián creció se enamoró de Saori y no de Tethis, por lo que esa determinación le hizo fijar su atención en Kanon, aunque esa también había sido una ingenua decisión, que quizás le costó el mismo dolor cuando descubrió su traición y manipulación.

Kanon se puso de pie tras su relato y avanzo hacia su pilar, no sin antes sentenciarle a la rubia.

- Si quieres hablar, siempre puedes venir cuando quieras Tethis, solo anúnciate con propiedad.

Ella sonrió y vio la espalda del geminiano partir atrás de ella. –Gracias, Dragón del mar.

Continuará…

Gracias por leer. Saludos y buenas vibras para todos los que me han regalado un poco de su tiempo y estén en sintonía conmigo en estas viñetas.

 
 
 

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