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REMOLINO IKKI Y ESMERALDA

Foto del escritor: Starlight Saint LuStarlight Saint Lu

Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masami Kurumada, esto es sin ningún lucro.

Lo hice, lo hice, mi primer lemon inspirado con Coldplay con The scientist, disfrútenlo como yo!

Capitulo 3: The scientist

Aquel día parecía de lo mas extraño. Al sentir el primer rayo pálido de luz sobre su cara, decidió levantarse sin mucho afán, pues no había nada fuera de la rutina planeado. Observó con sus ojos entre arrugados el filo de la ventana y solo se topó con nubes grises cubriendo el astro rey. Con escasas ilusiones, se alzó de las cobijas y dejo ver su torso desnudo erizándose de frio.

Se dio la media vuelta, dispuesto a refrescarse con agua tibia recorriendo su piel como cualquier mañana y aunque se dio un tiempo para pensar, el día parecía extraño a cada transcurso de segundo.

Inmóvil, reflexionó en total silencio, mirando hacia la fotografía que estaba en su cómoda.

Como daría mi vida por tenerte un segundo mas.

Ese día era el cumpleaños de su amada y aunque ella no estaba físicamente, él siempre llevaba un gran ramo de rosas hasta su recinto y le hablaba como si pudiera sentirla. Entonces la recordó con una sonrisa involuntaria sobre su rostro; tan frágil y traviesa, guiándole de la mano hasta su jardín secreto, haciéndolo sentir que valía la pena respirar y desesperarse al contar cuantos minutos faltaban para verle. Y no importaba cuanta mujer se le insinuara ni cuanto insistieran que soltara su recuerdo, él jamás podría.

De pronto, la ventana comenzó a desprender un crujido, abriéndose sutilmente acompañada de un ligero viento travieso con hojas de otoño amarillentas irrumpiendo la habitación. Se sorprendió al momento, su cuerpo fue percibiendo un escalofrió incluso provocándole miedo e incertidumbre, haciendo que girara ligeramente hacia donde provenía el aire frio. Sin esperarlo la vio, a ella, la mujer del retrato.

Su cuerpo se tensó de inmediato y sus ojos se abrieron expectantes ante la blanca silueta, dejándolo boquiabierto. Ella se fue aproximando sintiendo como su corazón brincaba exaltado en su interior y sus ojos azulados lo miraban con anhelo. Atónito, lo único que hizo fue extender su mano, ayudando a la presencia a llegar mas pronto hasta él, sin embargo, jamás cerró los ojos ni miró a otro lado, pues no quería que aquella imagen se desvaneciera como tantas ocasiones atrás.

Y cuando sintió su fría piel acompañada de un ligero aire, le faltaron fuerzas para permanecer de pie, mientras sus ojos traicioneros dejaron caer rastros de agua apenas perceptibles. Ikki deslizo su mano entre las facciones de la rubia mientras ella, posaba las suyas sobre esta, dejando que la sintiera. Ella estaba ahí, para él, tras una ligera luz llena de calidez. En vuelta en un vestido blanco y con sus rubios cabellos adornados con una extraña flor violeta, la joven rompía la distancia a pequeños pasos, torturando al fénix. Estaba hermosa.

Fue entonces que su nombre escapo de sus labios en un refunfuño retenido—Esmeralda.

Ikki, te encontré.

Envuelto en una mezcla de euforia y nostalgia, con una de sus manos, fénix le alcanzo la cintura y la atajo con ímpetu hacia si. Y ahí, entre sus brazos, la retuvo unos segundos. Ikki tenia una sensación exquisita al sentirla tan cálida y cada vez hundía mas su rostro en su cuello, pretendiendo atestarse de ella, de su aroma y dulzura. Esmeralda por su parte, deslizaba sus manos por la fornida espalda del hombre, con una caricia tan sutil que de inmediato cimbro al caballero.

Mi Esmeralda, no sabes cuanto te extrañe.

Es el momento de volver atrás...—susurro a su oído.

Poco a poco ella se hizo espacio para mirar de frente al moreno y entonces se maravilló. Aquel hombre frio que todos temían, solitario y con una fuerza inmensa, estaba totalmente flaqueado ante ella. Con sus pulgares, tomó el contorno del fénix y borró sus lágrimas, dibujando en su boca una tímida sonrisa e inesperadamente, aproximó sus labios a los del hombre. Los labios de Esmeralda comenzaron a danzar entre los del fénix, que hábilmente se abrazaba de la rubia, suspirando levemente a cada segundo. Su boca rojiza era tan suave que tal parecían acariciar terciopelo y sus labios, para Ikki sus labios eran embriagantemente perdición. Nada era más perfecto que tenerla entre sus brazos.

De pronto, sus pasos fueron encaminándose sin rumbo, perdidos en aquel abrazo, hasta que Ikki golpeó el borde de la cama con sus rodillas, cayendo sobre el lecho seguido de la rubia. Ambos rieron ante lo absurdo de la situación, pero jamás perdieron su unión. Sus miradas anhelantes se quedaron prendidas una a la otra:

Ikki, dime que me amas.

Te amo Esmeralda, te amo como no tienes idea.

Pronto sus labios traviesos corrieron hacia la preciosa boca, rodándose en la nívea piel para continuar sobre el cuello mientras sus largas manos se acoplaban a las finas curvas de la rubia. Ikki al tenerla sobre si, fue bajando sus manos por el delicado cuerpo mas sus manos se detuvieron en su espalda. De repente, las manos femeninas de ella le indicaron que continuara con aquel momento de ambos, dejando en completo jadeo al hombre.

— ¿Estas segura?—pregunto él, mas ella con una suave sonrisa, le consintió.

Refinadamente, le fue descubriendo el vestido y lo arrojo al suelo de inmediato. La desnudez de ella le dejo pasmado. Era perfecta.

Con un hábil movimiento, cambio de lugar con la rubia y la deposito en el lecho, para poder apreciarla. Sus cabellos rubios esparcidos por la almohada, su blanca piel desnuda con encendidas mejillas y rojizos labios, le dejaron fascinado.

Con un poco de cortedad, el moreno fue quitándose su pantalón y allegándose a la joven hasta llegar a su oído y susúrrale:

Date la vuelta, tengo una sorpresa para ti.

La joven, entregada, obedeció. Y sin esperar mas y al borde de la locura, Ikki removió el cabello de la nuca de la joven y comenzó a descender por toda su espalda en un sendero de caricias embriagadoras, como si la tez fuera un mundo y el hombre fuera explorando cada lugar con su besos. Era su mundo, afortunadamente para él.

Jamás se dio tiempo de mirarle completamente, pues sus ojos permanecían cerrados vagando errantes en la virginal piel.

Sus ásperas manos con destreza, se alojaron en el pecho de Esmeralda, deleitándose con su tersa piel. La joven fue arqueándose ante las caricias amables y besos furtivos que el caballero lograba, como si tuviera miedo de lastimarle. No tenía inquietud, solo un brío en su interior al sentir las caricias del fénix. Aquello era demasiado suplicio y decidida, ella le detuvo.

Esmeralda dócilmente se coloco sobre la cama y le otorgo espacio al caballero para que se situara en su interior, tanto cómplice, él se acomodo sobre ella de tal manera que no la lesionara. Le rodeo con sus brazos y le miró con ternura.

Te amo tanto.

Poco a poco fue adentrándose en la virginal piel; ella temblaba en su abrazo e igualmente se refugiaba en la piel del hombre. Ikki cerró sus ojos al estar completamente dentro de ella, sintiendo a la perfección como si recobrara una parte de si, mientras ella, suspiraba fuerte ante la punzante aventura del fénix. Aquella sensación suave sobre el cuerpo de Esmeralda lo estremeció, era una sensación distinta, cargada de emociones y de nervios. Sus cuerpos ansiosos comenzaron a moverse en un discreto ritmo y progresivamente la pasión lo acrecentaba en medio de un remolino de emociones. Ikki intentaba acariciarla con delicadeza pero su cuerpo demandante, exigía que actuara mas arrebatado. Por instantes, ambos amantes pasaban de lo sutil a lo impulsivo, bosquejando sendas de roces convertidos en gargantas jadeantes.

Entonces una tensión en la espalda del caballero le hizo apresurara su ritmo y llevar a la rubia a la locura. Sus gemidos eran la más deliciosa melodía que jamás escucho, olvidándose de la sutileza del comienzo para convertirlo en arrebatados movimientos saturados de pasión.

El éxtasis llego para ambos, y justo en aquel instante, sus ojos se fundieron en una sola mirada. Intensa, llena de ternura, de deseo, de amor. Sus cuerpos sudorosos se quedaron complementados unos segundos, aún disfrutándose por el final de la caricia. Lentamente, entre suspiros, el joven se posicionó al costado de la rubia mientras ella intentaba cubrir su desnudez.

—Esmeralda ¿sabes porque te amo tanto?—pregunto el moreno recobrando la calma y con su brazo atrayéndola hasta él—Porque eres como una estrella, iluminándome a cada instante, dándome el rumbo cuando estoy perdido y guiándome hasta en los momentos mas oscuros, Esmeralda. Mi Esmeralda.

—Cuando dices eso me sonrojas —añadió divertida la rubia acurrucada en la cama mientras pasaba su brazo para aferrase al hombre.

—Pues entonces lo convertiré en una costumbre, mi pequeña—contesto divertido el santo y sorpresivamente se abalanzó sobre su rostro y comenzó a besarla repetidamente, desde su frente, rozando el puente de su nariz hasta llegar a callar la boca tímida de la rubia.

Pego su frente a la de ojos azulados y mirándole con todo aquel amor que cada mañana desde que se fue le profesaba, se mantuvo atento a la respiración de la joven, para saber que todo aquello era real.

Ikki, siempre te amare.

Entonces se detuvo a guardar aquel beso en su memoria, a disfrutar su fragancia y su calidez y quizá envejecer con aquel recuerdo. Abrió sus ojos oscuros y se enfrento a los azulados de ella, tan profundos que lo desarmaban por completo.

Aun permanecían perdidos en ella y lentamente se sintió presa del sueño, con una extraña pesadez en el cuerpo, notando como la presencia de ella se tornaba difusa y perdida entre segundos silenciosos.

Entonces despertó. Estaba en la misma habitación, mas ella no estaba a su lado. Completamente sudoroso, noto como su corazón agitado estaba suspenso y apretó sus puños llenos de ira. Solo había sido un sueño, un sueño de ella y de él. La puerta resonó, pero esta vez con la voz de Shun, citándole insistentemente. Shun, entró despacio a la habitación notando a su hermano consternado sobre la cama.

—Ikki—llamo confuso Shun posando en la puerta— ¿Qué te sucede, hermano?

—Nada, estoy bien.

— ¿Estas seguro?—volvió a cuestionar Shun al ver la agitación de su hermano.

—Nada, solo fue...—suspiro Ikki, resignado—un sueño.

—Te espero abajo para desayunar, hoy iremos al orfanato, así que mas vale que te apresures—añadió sonriente Shun y se desvaneció en el pasillo. Él sabia que a Ikki no le gustaba la presión.

Tan pronto como observo a Shun desaparecer por el rabillo de la puerta, posó su mano sobre la sábana para descubrirse y algo le dobló. Una flor violeta estaba a su lado...

Continuara...con otra historia

Antes de echarme a llorar con este amor imposible, para ser sincera Esmeralda es la única chica que le prestaría a Ikki para un lemon ,con las demás me dan celitos muajaja, así que mejor así, además era a la única que amaba realmente y se lo merecía, aun recuerdo con odio al marino Kasa que se hizo pasar por ella, rompiéndole el corazón al pubecito fénix. Y la canción, la canción es la mas hermosa que he escuchado en toda mi vida, perfecta para ellos, además que soy fan de Coldplay. Y quizá si, me aviente otras escenas remolinientas como dice Alishaluz porque ando en estado enamoradizo. Perdón por abandonarlos tanto tiempo pero la uni me esta matando, besos!

 
 
 

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